El cortejo fúnebre, a la salida de la casa donde residía Jair Roberto.
El cortejo fúnebre, a la salida de la casa donde residía Jair Roberto.
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Con un picó y música de Diomedes fue sepultado Jair Roberto, tras fallecer por negligencia médica

Desgarradora despedida musical de sus familiares y amigos, esta vez con el cuerpo de su ser querido.

Con un sepelio tradicional de barrio, con picó y música, fue despedido Jair Roberto Cataño Rodríguez, el hombre que falleció por negligencia médica, como lo reveló en primicia Zona Cero.

Familiares, amigos y vecinos se reunieron en la entrada de la vivienda del barrio La Sierrita en el suroccidente de Barranquilla.

El sol era agobiante y la tristeza notoria. Lágrimas y gritos se escucharon. Un dolor como consecuencia de un ataque cobarde a puñal el 1o. de enero, y después de seis meses de negligencia médica que llevó a Jair Roberto a la muerte, el pasado sábado 29 de junio.

El picó estaba ubicado en la parte de atrás de una camioneta. El DJ empezó a poner las canciones del ídolo de Jair Roberto: Diomedes Díaz.

El fallecido era conocido en el barrio como 'Diomedito', pues imitaba al fallecido artista y cantaba sus canciones en todas las reuniones a las que asistía.

El recorrido inició en medio de una multitud que cargaba el ataúd, con el cuerpo sin vida de Jair Roberto.

Recordemos que, la noche del domingo, la Funeraria Universal envió a la familia el cuerpo de otro fallecido. Ese día fue recibido con música y una calle de honor, pero cuando la familia abrió el cajón se dieron cuenta de que no era Jair Roberto.

El sepelio inició a paso lento. Las motos se hacían presente, pues el hombre era mecánico, el oficio con el que sacaba adelante a su familia y su hijo de 12 años.

Empezó a sonar la canción "Soy amigo", interpretada en su momento por Diomedes Díaz, con el acordeón del maestro Colacho Mendoza.

La letra de esa melodía representaba lo que fue Jair Roberto para sus allegados, un amigo con don de gentes y alegría permanente.

De hecho, esa canción se escuchó durante todo el recorrido hasta llegar al cementerio, ubicado en la calle Murillo de Barranquilla.

Fue el himno de despedida para Jair Roberto, un hombre que vivió un calvario cuando durante 4 días estuvo con los dos intestinos perforados sin que los “profesionales de la salud” que lo atendieron, detectaran las mortales heridas.

Los médicos del Hospital General Barranquilla, en medio de su negligencia, no le detectaron ese grave daño, cuando fue llevado con dos heridas en su abdomen, el 1o. de enero.

Lo mandaron para la casa en dos ocasiones y el 4 de enero fue operado.

Después vivió un verdadero paseo de la muerte hospitalario. Fue remitido al Camino Adelita de Char, en donde lo mandaron para la casa en tres ocasiones, padeciendo dolores traumáticos. "Nos decían que todo estaba bien", relató a Zona Cero, Ruby Rodríguez, madre de Jair Roberto.

Después fue llevado a la Clínica Misericordia de Barranquilla, en donde no recibió la atención adecuada y lo mandaron para la casa, en dos ocasiones.

Luego llegó a la Clínica Campbell, en donde fue operado nuevamente y duró cinco meses internado, pero su herida nunca cicatrizó.

La EPS Coosalud no quiso que Jair fuera trasladado a una clínica de Medellín para ser atendido y recomendó a la Clínica Misericordia, la misma que lo rechazó meses atrás, indicando que sus complicaciones se habían generado por una operación en otro sitio.

En la Misericordia volvió a ser operado y nunca se recuperó hasta que murió en la madrugada del sábado 29 de junio.

La familia anunció acciones legales en contra el Hospital General Barranquilla, el Camino Adelita de Char y la Clínica Misericordia.

Sus allegados reclamarán justicia ante esta negligencia médica, una de las tantas de nuestro sistema de salud, ese que cobró otra víctima llamada Jair Roberto Cataño Rodríguez.

Los familiares y amigos acompañaron, con música, a Jair Roberto, hasta su última morada.